Continúa la deforestación de la Amazonia

A una década de que empezaran a calar las campañas para salvar a la Amazonía y se instauraran cambios que redujeron la deforestación en la cuenca del río, comienza a regresar con fuerza la actividad de tala. Esta, impulsada por un creciente apetito por la soja y otros productos agrícolas, también aumenta el peligro de una recaída de los esfuerzos para preservar la biodiversidad y combatir el cambio climático.


En la Amazonía brasileña, el bosque tropical más grande del mundo, la deforestación aumentó en 2015 por primera vez en una década, al sumar casi 800 mil hectáreas entre agosto de ese año y julio de 2016. El año anterior la cifra era de 620 mil hectáreas; en total representa un aumento de 71 por ciento en comparación al 2004, según estimados del Instituto Nacional de Investigaciones sobre el Espacio.

Al otro lado de la frontera, en Bolivia, donde hay menos restricciones contra el allanamiento de tierras, la deforestación también se ha acelerado.

Alrededor de 350 mil hectáreas fueron deforestadas, en promedio, cada año desde 2011, según la ONG Centro de Documentación e Información Bolivia. Esa cifra ha aumentado desde las 148 mil hectáreas deforestadas anualmente en los noventa y las 270 mil hectáreas registradas en promedio durante la década del 2000.

Un nuevo estudio de un grupo ambientalista señala que ahora hay indicios de tala a gran escala por parte de agricultores brasileños y bolivianos que comercian soja.

De acuerdo con el análisis de Mighty Earth, las áreas de la sabana brasileña en la región llamada el Cerrado, registró una deforestación de alrededor de 130 mil hectáreas entre 2011 y 2015.

Prioridades nacionales

El despeje de las áreas boscosas y los incendios que acompañan la actividad generan una décima parte de todas las emisiones globales de contribuyen al calentamiento global, según la Union of Concerned Scientists.

Solo el 15 por ciento de la cubierta forestal del mundo sigue intacta, de acuerdo con el World Resources Institute. El resto ha sido despejado, está degradado o se encuentra en fragmentos, lo que ha devastado ecosistemas y desplazado a varias comunidades indígenas, dicen científicos.

Deforestación del estado de Mato Grosso

Detrás de la deforestación hay una estrategia de empresas alimentarias multinacionales para conseguir sus productos agrícolas de regiones cada vez más remotas del mundo. Estas áreas usualmente tienen protecciones legales débiles.

La Amazonía brasileña, parte central del movimiento global por la conservación de los bosques, tiene cada vez más protecciones, como una anunciada en 2006 contra despejar zonas para cultivos de soya. Entre ese año y el 2015, la deforestación de la Amazonía en Brasil se redujo en dos tercios, según Mongabay, sitio web especializado en medioambiente y el cual basó sus datos en datos del Instituto Nacional de Investigaciones sobre el Espacio y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Sin embargo, el aumento desde entonces ha dejado claro que el progreso no está asegurado.
Brasil está al tanto de los retos, dijo Everton Lucero, el secretario de Cambio Climático y Calidad Medioambiental de Brasil.

“Estamos muy incómodos con las malas noticias de que ha habido un aumento en la deforestación y estamos tomando todas las medidas posibles para revertirlo hacia el próximo año”, dijo Lucero. Las bajas en presupuesto por la crisis económica en el país, dijo, han dificultado la revisión de los bosques.

Cuando viajan a regiones remotas “a veces las unidades de control y orden se quedan sin combustible para los helicópteros”, dijo. “Esperemos estar pronto en el camino a la recuperación”.

Mientras tanto, Bolivia vive otra situación. El presidente Evo Morales ha hecho una prioridad el asegurar la “soberanía alimentaria”, lo que ha significado una expansión agrícola en el país. Hay pocas protecciones forestales y la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra tiene responsabilidades que a veces chocan entre sí, como regular el uso de tierras, la agricultura y el dar las concesiones para cultivar y talar. El país dice que espera despejar cinco millones de hectáreas forestales para 2025 para convertirlas en parcelas de cultivo.

“El bosque es visto como tierra inútil a la que se necesita darle uso”, dijo Nataly Ascarrunz, del Instituto Boliviano de Investigación Forestal, un esfuerzo de monitoreo conjunto del gobierno del país andino y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

“Hay mucha presión para que haya desarrollo económico”, dijo Ascarrunz. “Cuando los recursos fluyen, la producción se da y la gente tiene trabajo. Es difícil argumentar contra eso”.

3 comentarios en “Continúa la deforestación de la Amazonia”

  1. Si podemos contactarnos, me gustaría trabajar con ustedes en el departamento del Beni. Soy miembro de una organización social campesina.

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