Restauración tras los incendios, una necesidad impostergable

Los incendios en nuestra Provincia fueron particularmente dañinos este año. Asolaron nuestro suelo, sobre todo en zonas serranas, donde el combate heroico de nuestros bomberos, y la llegada de las lluvias, terminaron imponiéndose, como todos los años, pero esta victoria es parcial, en todo caso, sólo es segura hasta la próxima temporada.

Las secuelas de un incendio son devastadoras, dependiendo su gravedad de la intensidad y duración del mismo. Se elimina la cobertura vegetal, disminuye la capacidad de infiltración del agua, se generan sedimentos y cenizas que luego llegan a los ríos y lagos, aumenta la escorrentía superficial, en ocasiones se destruye el estrato arbóreo, todo queda contaminado, se altera el hábitat natural, hay pérdida de nutrientes, disminuye la humedad ambiental, se reduce la disponibilidad de oxígeno, pérdida de especies nativas, etc.

Pero antes de encarar la restauración, hay que atender algunas cuestiones. La primera, ya la está atendiendo nuestro Gobierno provincial, y consiste en la ayuda económica para las familias afectadas. Luego se debe realizar un exhaustivo estudio de cada incendio en particular. No todos afectan el suelo del mismo modo. Es necesario realizar un intenso trabajo de campo, podar aquellas especies que no fueron destruidas, utilizar técnicas que respeten la vegetación natural que haya sobrevivido, extraer la madera quemada, reducir prontamente la erosión de los suelos. Esto lleva tiempo, ese tiempo debe ser aprovechado para estudiar y diagramar acciones, y tenemos en Córdoba, tanto en la Secretaría de Ambiente como en las Universidades, gente apta para hacerlo. Actuar rápido y con sentido de la oportunidad es clave. Antes del próximo invierno deben estar concluidos todos los trabajos de campo, para intensificar durante la primavera la reforestación.

Luego de ello, sí, iniciar la restauración, teniendo en cuenta la regeneración natural, para priorizar la reforestación allí donde esa evolución natural sea más lenta. Como dijimos, no todas las zonas quedan afectadas del mismo modo, y es fundamental que el proceso de recuperación pueda mantenerse por sí mismo allí donde sea posible. Habrá sitios en donde bastará con hacer un seguimiento de la evolución propia del ecosistema, y habrá otros en donde directamente no sea indispensable intervenir, mientras que seguramente, también los habrá donde haya que intervenir en forma directa y activa.

 

Estoy convencido entonces, que en nuestra provincia se deberá apelar tanto a la restauración natural, o pasiva, como a la asistida o activa. Y combinarlas, según el caso. La natural es económica, obvio, pero lenta, mientras que la asistida requiere intervención, y lógicamente mayores costos y mayor esfuerzo humano. En laderas, como nuestras serranías, es recomendable la asistida, ya que en pendientes pronunciadas el suelo se erosiona mucho más. Usar las imágenes satelitales, usar la cartografía, fotos aéreas, y sobre todo, la experiencia previa de la gente de la Secretaría de Ambiente, donde hay recursos eficaces, Siempre buscando lo más importante, que es frenar los procesos de erosión que son consecuencia directa de la pérdida de la cobertura vegetal.

 

En el 2010, tras aquellos incendios, hicimos una experiencia valiosa, cual fue la siembra de semillas en todos los valles de Córdoba, con incapié en la siembra áerea, que se hizo puntualmente tanto en Punilla como en Calamuchita. En aquel tiempo era dificultoso conseguir semillas de especies nativas, hoy es más posible, y eso es esencial, ya que la resiembra de pasturas debe serlo con autóctonas. Y en lugares más accesibles, más llanos, utilizar la siembra manual, para evitar el peso y las maniobras de máquinas y vehículos.

La siembra de gramillas se complementa con arbustivas según la zona, de modo de ir recuperando rápidamente la masa forestal afectada, evitando en lo posible la plantación de una sola especie, para favorecer la biodiversidad, con distintas especies, siempre nativas. Las repoblaciones deben hacerse previendo lo que pueda pasar a futuro.

Finalmente y si bien todos festejamos la llegada de las lluvias, debemos saber que la aparición repentina de las mismas, también tiene sus efectos negativos. Se producen pérdidas del suelo, empeora la calidad del agua río abajo, aumenta la eutrofización y colmatación de los embalses, cosa que ya estamos viendo en estos días.

Tampoco basta con la prohibición de cambio de uso del suelo, si bien hay que hacerlo, y desde ya, se deben complementar las acciones con una fuerte aplicación de la ley vigente a quienes la infringen, a sabiendas que todos los incendios son causados por la mano del hombre, de una u otra manera.

En definitiva, la Provincia está en condiciones de poner en marcha y así lo está haciendo, un pronto proceso de restauración de zonas incendidas. Aunque no debemos olvidar que siempre, siempre, lo mejor es evitar los incendios, ésa es la mejor remediación, sin dudas.


RAUL COSTA

EX SECRETARIO DE AMBIENTE DE LA PROVINCIA DE CBA.

MIEMBRO FUNDADOR Y EX PRESIDENTE DE FUNDACION LATINOAMERICANA PARA EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE.